viernes, 4 de junio de 2010

El corazón delator - Edgar Alla Poe

¡Tun tun tun tun tun tun tun tun...!

El sonido de un corazón golpeando fuertemente contra las tablas del suelo, dio lugar a la confesión de un crimen.

¿Qué tan perturbado estaba el protagonista de esta historia? que nos cuenta en detalle cómo sigilosamente espiaba a un viejo, cuyo ojo de vidrio se convirtió en su obsesión, dando paso al asesinato y luego al desmembramiento del cuerpo, para así intentar ocultar el hecho.

La historia, nos hace sumirnos en la angustia y perturbación del protagonista, quien a medida que avanza en su relato notamos cómo va mermando su cordura, para finalmente sucumbir a una consciencia muy vívida que le termina obligando a confesar su horrendo pecado.

Siempre me gustó este cuento, desde que lo leí cuando estudiaba el bachillerato y la profesora de ese año sabía transmitir  verdadero interés (al menos a mi me lo transmitía) por la lectura. Lo que más llamó mi atención de este cuento, es la forma en que se manifiesta la culpa en el protagonista, ese ¡Tun tun tun tun tun tun tun tun...! que para él eran los gritos desesperados de un corazón clamando justicia.

Ayer encontré una página web que me cautivó, no sólo por la idea tan original, sino también por los libros seleccionados para iniciarla. Dejo el link de tweeterlibros donde podrán ver El corazón delator.



martes, 1 de junio de 2010

Al Lector (Charles Baudelaire)

La necedad, el yerro, el pecado, la roña,
ocupan nuestras almas, trabajan nuestros cuerpos;
y como los mendigos alimentan su mugre,
así nutrimos nuestros blandos remordimientos.

Nuestro pecado es terco, nuestra contrición floja;
con creces nos hacemos pagar lo confesado,
y alegres retomamos al mamino fangoso,
creyendo nuestras culpas lavar con viles llantos.

En la almohada del mal es Stán Trismegisto
quien largamente acuna nuestro ser hechizado,
y el precioso metal de nuestra voluntad,
íntegro lo evapora ese químico sabio.

¡El Diablo es quien maneja los hilos que nos mueven!
A las cosas inmundas encontramos encantos
y sin horror, en medio de tinieblas hediondas,
cada día al Infierno descendemos un paso.

Tal como un libertino pobre que besa y muerde
el seno magullado de una vieja ramera,
robamos de pasada un placer clandestino,
que exprimimos bien fuerte como naranja seca.

Denso, hormiguenate, así como un millón de helmintos,
un pueblo de Demonios hierve en nuestras cabezas,
y cuando respiramos, la Muerte a los pulmones
baja, río invisible, con apagadas quejas.

Si el tósigo, el estupro, el puñal, el incendio,
de agradables dibujos no ornaron todavia
el trivial cañamazo de nuestra pobre suerte,
es, ay, porque nuestra alma no es bastante atrevida.

Pero entre las panteras, los monos y los linces,
los buitres, escorpiones, serpientes y chacales,
los monstruos aulladores, rampantes, gruñidores,
de todos nuestros vicios en la leonera infame,

¡hay uno que es más feo, más inmundo, más malo!
Sin lanzar grandes gritos ni mostrar grandes gestos,
convertiría a gusto la tierra en un despojo,
y la tragaría el mundo en un solo bostezo.

¡Es el tedio! -De llanto involuntario llena
la mirada, su pipa fuma y sueña patíbulos.
Tú conoces, lector, al delicado monstruo,
hipócrita lector -mi igual-, ¡hermano mío!

jueves, 25 de marzo de 2010

Paula - Isabel Allende

Estuve tratando de recordar en qué momento leí Paula, para poder contarles la anécdota como acostumbro hacerlo; sin embargo, creo que ha de haber sido en una época bastante aburrida de mi vida, lo que si vino a mi memoria fue un suceso posterior, cuando a una persona que recién conocía (y que luego por diversos motivos no volví a ver) le explicaba que este libro sacó de mi lágrimas tanto de tristeza como de risa. Un contraste un poco extraño, lo se, siempre aprecio las obras que sacan de mi este tipo de reacciones.

Recuerdo que la persona en cuestión (gran lectora de dramas épicos, filósofos y demás genios literarios) me comentaba que no le parecía para nada que una escritora utilizara la historia de su hija muerta para "hacerse rica". Obviaré la discusión que iniciamos y plasmaré mi opinión.

Cuando en la vida experimentamos el dolor de una pérdida decidimos salir de él como mejor se pueda, buscando cualquier manera de llenar el vacío que se siente, es así como el músico hará música (y no por eso será un ser despreciable que desea sacar provecho de su arte). Precisamente porque hacer música es el talento con el que vino al mundo, su refugio, su forma de auto realización, igual sucede con el escritor.

En tal caso, es un libro realmente conmovedor que nos lleva a un viaje autobiográfico, mezclando un poco los tiempos entre la vida familiar y la visión de un frío hospital en España, dónde una madre atraviesa por la pesadilla de ver a su hija postrada en una cama.

Lo recomiendo, en lo particular me gusta mucho el estilo de Allende, su ironía y humor negro son una fuente de inspiración. También para quienes leyeron el best seller La casa de los espíritus, encontrarán ciertas anécdotas que inspiraron su escritura (algo así como el behind the scenes).

Existe una continuación llamada La suma de los días, en la que la autora explica un poco cómo es la vida de su familia sin Paula, pero de él hablaremos luego.

martes, 23 de febrero de 2010

Asesinos sin rostro Henning Mankell


Comencé a leer este libro, con las expectativas típicas de conocer a un nuevo autor, sumadas a las buenas recomendaciones de la crítica.

Me pareció TERRIBLEMENTE MALO! No debo decir qué leer o no, pero si buscan buena literatura y calidad narrativa, no se dirijan a este autor.

El tipo es drmaturgo, cosa que no es garantía de nada lo sé, pero uno supone que alguna- ¡al menos una!- frase poética y no trillada tiene que haber con el correr de las páginas. No obstante, no sólo nos encontramos con frases trilladas y recontra leídas a lo largo de los años, sino que encierran una pobreza narrativa, como pocas veces he leído antes.

Quizás fuese sólo el contraste que me generó venir de leer a alguien tan magistral como Murakami durante dos meses, aún no lo sé. Quizás también, y por qué no, el pobre hombre sólo quizo hacer un best- seller (de hecho lo logró) con una novela común y ordinaria, tampoco lo sé. La cuestión es que su lectura me produjo un desasosiego como hacía mucho no sentía leyendo un libro.

Para colmo de males, la historia policíaca en sí, es mediocre también. Creo que sería perdonable- en algunos casos lo es- la mala calidad literaria, si nos encontrásemos con una historia policial de esas que no se pueden para de leer ni un minuto, pero tampoco es el caso. La historia es predecible y sin sobresaltos.

Una pena, porque la saga del detective Wallander, consta con siete tomos, y éste era otro de los motivos que me acercaron a su lectura en un primer momento.

Lo incomprensible, lo aún más inexplicable que este best-seller en sí- de los cuales podemos encontrar decenas en las librerías- es que Ediciones Tusquest lo edite. Siempre creí que era una editorial de escritores serios, de la buena literatura de la que ya queda poca. Quizás ellos también necesiten un best- seller para solventarse, quizás sean tantas cosas.... pero ¿dónde quedaron la belleza y el misterio de las novelas de Stevenson o el genio narrativo de Umberto Eco?

De todos modos ¿quién soy yo para juzgar? Imagino que este libro puede llegar a entretener y a hacer feliz a un montón de personas, pero creo que si la calidad literaria sigue bajando de este modo, no habrá vuelta atrás. La gente toma lo que se le da, hay que exigir más para lograr más. No lo sé, no es mi intención ser cruel, pero necesito más Murakamis, más Saers, más Cheevers!!